Dormía
en una cuna sobre una manta gruesa, vestía pijama, bebía de un biberón y comía
hojuelas de maíz... También era la compañía de una persona con discapacidad que
anda en silla de ruedas y es no vidente. Se trata de Pepe, un mono chorongo
(Lagothrix lagotricha) de unos ochenta centímetros de altura, que policías de
la Unidad de Protección de Medio Ambiente (UPMA) decomisaron a mediados de
octubre pasado en una vivienda de la ciudadela Abel Gilbert en Durán (Guayas),
tras una denuncia.
El
mono chorongo está en la categoría “En Peligro”, según el Libro Rojo de
Mamíferos del Ecuador. El decomiso se hizo ante la prohibición de traficar con
animales silvestres, delito sancionado con penas de uno a tres años de prisión,
según el literal f del artículo 437 del Código Penal vigente.
William
Herrera, jefe de la UPMA en Guayas, recuerda que la confiscación de este
espécimen fue difícil: “La familia estaba aferrada al animal. Al rescatarlo el
más afectado fue la persona con discapacidad que tenía un vínculo cercano con
el mono”, dice. No hubo detenidos.
Lo
más grave ocurrió la madrugada del martes pasado, quince días después del
decomiso, cuando Patricia Miranda Chávez, de 31 años, jefa del hogar donde
estaba Pepe, murió de un disparo en el pecho en medio de un supuesto forcejeo
aún no esclarecido con un guardia del refugio de animales Magallana, en la
parroquia Chongón de Guayaquil, adonde había sido trasladado el mono.
“La
mujer quería llevárselo. Antes del incidente iba casi a diario a dejarle
comida. La dejaban entrar bajo la advertencia de que solo podía verlo, ya que
el animal era alimentado con otra dieta”, agrega Herrera.
La
demanda de animales silvestres está dada, entre otros factores, por el
desconocimiento de algunas personas sobre las leyes y las consecuencias ambientales
de mantenerlos fuera de sus hábitats. También los requieren como alimento o
para fabricar carteras o zapatos.
Los
más demandados para tenerlos como mascotas son las aves, los monos, las
tortugas, las iguanas y hasta felinos como los ocelotes. Mientras que se
capturan mamíferos (venados, guantas, monos, pecaríes...) para comercializar su
carne.
A
la demanda de especies silvestres se unen las falencias en el control ejercido
por la UPMA, según administradores de centros de rescate de animales entrevistados
por este Diario. En el país hay 39 zoológicos, 21 centros de rescate y 15
zoocriaderos legales.
Con
161 uniformados, la UPMA es una de las unidades policiales con menos personal y
presupuesto (bordea los $ 300 mil anuales). Los quince policías asignados a
Guayas se distribuyen según las llamadas de emergencia que las personas
realizan al 604-2167 o al 911. Ellos ocupan el tercer piso de un vetusto
edificio del centro de la ciudad, en el que se observa mobiliario y equipos
antiguos.
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http://www.eluniverso.com/vida-estilo/2013/11/03/nota/1669241/poca-conciencia-ambiental-amenaza-fauna-silvestre
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